Cerrando abril.

No sé si el gerundio del título es muy adecuado, porque, implícito, o al menos a mí me lo parece, hay una voluntariedad, una acción… y yo no cierro abril, que se va solo, robado, como siempre, por mayo, aunque éste no sea el único ladrón.

De siempre, desde que el himno de Sabina se me clavó en las meninges y un poquito más a la derecha del corazón (hace ya tantísimos marzos), abril es ese sueño a preservar, esa intención a cumplir, ese deseo intenso que te hace cruzar el índice y el corazón del alma implorando su cumplimiento, esa matáfora de lo bello, de las ventanas abiertas que colecciono, del trece que me tatuaré como símbolo de mis aspiraciones que, cuando llegan, colman, aunque cuando se disipan, destrozan. Abril es lo bueno, lo eterno (que puede que dure un corto invierno), lo soñado, lo pretendido.

Por eso, y por todo lo que me ha robado mayo, este día que cierra las lunas rojas de estas fechas y las lluvias mil, suele ser para mí día de pellizco y balance. ¿O es que soy yo, independientemente de fechas, la que irremisiblemente tiendo al cómputo, a los platillos, a buscar ese equilibrio y esa ventaja de lo bueno que a veces logro y a ratos se me escurre? Sea como sea, corren tiempos de desazón, de muchas ganas y mucho esfuerzo, de intentar y reintentar, de estupor y zozobra, de tormentas y apatías, de cambios sin recambios. Y, a la vez, quiero que corran días de sueños, de verdades, de certezas, de consecuciones, de luz.

Sigo siendo una patológica defensora de lo que salva, buscando en una flor, una sonrisa, unas cervezas calmadas, un cigarro a medias, una sorpresa, un detalle, un encuentro electo, un gol redentor o una verónica detienemundos motivos para la algarabía, la felicidad, la alegría y el disfrute.

Sigo encontrando en un acorde, en una plegaria de Sabina, en un poema de Marwan, en un abrazo apretao o en un ratito robado, en el entusiasmo tan en desuso, gasolina para tirar, para correr millas y recomponer mundos.

Aún así, hay grietas en el ánimo, se filtran tristezas ajenas, dolores de una amiga a la que no llego, y que, por mi perpetua incapacidad crónica de preguntar veo que no alcanzo, aunque quiero que sepa que estoy, que para ella siempre estoy…, apuestas contrarias, sueños que se parten a la mitad, futuros que no llegan, dolores infinitos y derrotas con puntilla, dejadez por kilos, renuncias ajenas, desconocimientos propios, espejos cabrones, piscinas sin cisnes.

Pero hoy, que se me escapa abril ya sin remedio, que tocará arrancar otra hoja al calendario, la de este mes difuso, extraño, cambiante y algo cabrón, estoy dispuesta a comprar el producto indicado para tapar fisuras y no permitir escapes ni filtraciones: basta ya de gris, vale ya de esa rareza que se está convirtiendo en epidemia, de esta desgana contagiosa y ese conformarse que me transmiten muchos, sorprendiéndome con sus vacíos, que, a ratos, parecen tan llenos. Vale ya de disimulos, de rutinas, de mentiras y consentimientos, de mirar para abajo habiendo tanta estrella, de permanecer asentados a un inmovilismo y una apatía, que solo, e irremediablemente, conducen a la derrota, a la peor de todas, la del es lo que toca y me vale, mientras una mosca insidiosa te recuerda, aunque la ahuyentes, que hay mucho más esperando.

Quiero una bandera de pirata, sol, risas convencidas, sirenas que canten sin mentiras, miradas limpias y de frente, aguas cristalinas, pequeñas cosas, besos y ocurrencias de mi sobrino, algarabía de Morgana, abrazos de los que te remueven todo y te hacen sentirte en casa, que se vayan los nudos de la garganta, que los espejos devuelvan imágenes, una buena conversación, planes, ganas, pasos aunque sean cortitos, futuros a construir, palabras inequívocas, un lance definitivo, bailar bajo la lluvia, un mayo sereno y sin sobresaltos, reconocerme a ratos, que mi Atleti cumpla un sueño (y si pueden ser dos sería la hostia), esperanza de la que te da fuerzas para saltar de la cama, sonrisas bobas, música siempre, amigos de los que sabes que estarán de red, no fallar a esos mismos, versos, recuperar vocablos hoy desterrados, un mus, un par de certezas inamovibles y un ramo de amapolas.  

¡Voy a por ello! ¿Te apuntas?

  

 

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